Situación del Call Menor en la ciudad de Mallorca
En prácticamente todas las sociedades han existido minorías
que han sido menospreciadas por el bando hegemónico. De este modo, el estigma
ha jugado un papel muy relevante en las sociedades, por un lado creando identidades y conciencia
social hacia las minorías en cuestión y
por el otro, subrayando diferencias hacia los sectores dominantes, construyendo
así límites culturales que a menudo han comportado consecuencias para los
estigmatizados.
El estigma conforma un modo de percibir al otro, no por una
apreciación visible sino más bien por una serie de elementos y juicios de valor
escogidos aleatoriamente. Se construye así, una identidad determinada no acorde
a la realidad pero efectiva para el resto de la sociedad.
“La
imagen pública de un individuo parecerá estar constituida por una reducida
selección de acontecimientos verdaderos que se inflan hasta adquirir una
apariencia dramática y llamativa, y que se utilizan entonces como descripción
completa de su persona.” (Goffman, 1963: 83)
Este precisamente es el caso de los Xuetas, un colectivo segregado y marginado en la realidad social de
Mallorca hasta mediados del siglo pasado. El caso del estigma xueta es resultado de un complejo
entramado histórico que centra sus bases originales en la religión, siendo
éstos supuestos descendientes de criptojudíos del siglo XVII.
En el siglo V ya se tiene constancia de presencia judía en
las islas Baleares, sin embargo es a partir del siglo XII-XIII donde aparecen
como un colectivo importante siendo parte fundamental de la vida cotidiana de
la sociedad mallorquina, especialmente por sus actividades económicas y
comerciales.
La participación activa de este sector en la sociedad no se
traduce de ningún modo en la falta de tensiones entre los diferentes
colectivos, sino más bien todo lo contrario. De este modo los judíos se
mantenían en espacios específicos para ellos conocidos como calls. En
Mallorca, donde la población de judíos era extensa en comparación a la de otras
ciudades, había tres juderías (calls) repartidas. Esto demuestra la
intención de segregación cultural que aún sobresalta más si tenemos en cuenta
los numerosos conflictos que aparecieron en estos barrios. Uno de los ejemplos
más importantes es la masacre de 1391 siendo uno más de los ataques antisemitas
que se manifestaron a lo largo y ancho de las coronas de Castilla y de Aragón
ese mismo año.
A consecuencia de este ataque, que devastó el Call Major (la
judería más grande de Mallorca) la presencia judía en la ciudad comienza a
entrar en declive. Muchos de los judíos residentes de la ciudad migraron a
otras áreas “más seguras” del Mediterráneo huyendo de conflictos sociales. Para
más ende, años después en 1435, se dio una conversión masiva donde la mayor
parte de los judíos cambiaron su fe para ser cristianos. Las razones de esto
último son diversas según los estudiosos, unos mantienen que fue una conversión
impuesta por las autoridades, mientras que otros defienden que fue a petición
de rabinos muy influyentes que ordenaron la conversión total para huir de una
condena a muerte (Arández, 1997).
Sea como fuere, en 1492 durante el control de los reyes
católicos en Mallorca ya no había judíos que expulsar, al menos ninguno que
expresara su fe en público. Comienza entonces una época de clandestinidad para
las prácticas religiosas minoritarias, dónde encontramos el origen de los que
luego serían conocidos como xuetas.
A lo largo de la Edad Moderna el Estado Moderno se irá
consolidando y con él se pretenderá unificar los territorios alrededor de una
sola creencia: la católica. Esto obligó en cierta manera a establecer
mecanismos que anularan las disidencias, uno de esos mecanismos es el conocido
Tribunal de la Inquisición.
Durante esta época muchos eran los judíos conversos que
continuaban practicando su fe original en privado, lo que en algunos casos
terminaba en condenas. Durante el siglo XVII, la Santa Inquisición atacó
ferozmente varios individuos condenados por practicar el judaísmo. Los años
1675, 1679 y 1691 quedarían grabados en la memoria de todos los ciudadanos de
la ciudad de Mallorca. En estos años se realizaron sentencias de muerte a
determinados judíos, cuyos apellidos fueron inscritos en un grabado frente a la
Casa Negre (sede inquisitorial de Mallorca) en un espacio abierto a todo
el público con la intención de perpetuar la condena a través de las
generaciones. Un total de quince apellidos que incluso después de la
desaparición de tal grabado toda la población recuerda:
Aguiló, Bonnín, Cortès, Fortesa, Fuster,
Martí, Miró, Picó, Pinya, Pomar, Segura, Tarongí, Valentí, Valleriola i Valls
La
Fee Triunfante,
Francesc Garau: 1691.
Manuscrito
elaborado tras la condena de 1691 para dejar perpetua constancia de los
condenados. Se volvió a publicar en 1755 para justificar el odio ya
establecido hacia el colectivo xueta.
Posteriormente al siglo XVII, debido a las medidas que
impuso el tribunal inquisitorial empieza a aparecer una discriminación
sistemática hacia los quince linajes, todos los descendientes de aquellos
judíos procesados.
Para designar a estos individuos se atribuye la palabra xueta,
cuyo origen etimológico es motivo de debate, aunque ciertamente se denota un
carácter peyorativo en primera instancia. La etiqueta de xueta irá calando en
poco tiempo en la memoria social de Mallorca, marginando notoriamente a todo
aquél que heredara alguno de los apellidos malditos. La exclusión social
traspasó todas las fronteras, llegando incluso a limitar sus posibilidades
económicas. Un ejemplo de ello es la imposibilidad para optar a algún cargo
público de importancia, formar parte de gremios, del ejército o, con más
sentido aún, un cargo eclesiástico.
Hay que aclarar que si bien los predecesores, aquellos que
fueron sentenciados por la Inquisición, eran con toda probabilidad
criptojudíos, la mayor parte de los xuetas
eran cristianos, aunque mantenían ciertos elementos judíos.
Todo ello comporta una conciencia étnica entre los xuetas que fue creciendo con el paso de
los años. Debido al estigma que supone ser un xueta desde el exterior y quedar excluido de muchos aspectos del
resto de sociedad, se crea internamente un sentimiento de unión. Un elemento
muy importante que ha mantenido hasta nuestros días la idiosincrasia xueta es la práctica de la endogamia. El
recelo y la desconfianza, unido a los intereses económicos hizo prevalecer el
matrimonio entre las diferentes familias xuetas.
En este sentido apareció la negación por ambas partes a contraer matrimonios
mixtos, lo que impidió la desaparición o diseminación de los linajes xuetas.
En 1782 Carlos III respondió a las llamadas de socorro de
algunos xuetas que habían denunciado
los abusos y discriminación que sufrían. El monarca intentó eliminar cualquier
atisbo de exclusión social, aboliendo las limitaciones para adquirir cargos
públicos y condenando cualquier tipo de violencia hacia este colectivo.
A partir de ese momento la suerte de los xuetas recae periódicamente en procesos
de exclusión e inclusión al tiempo que el panorama político se fue
transformando. Durante la Guerra de Independencia Española (1808) los xuetas se convierten en el cabeza de
turco de todos los males a ojos de la población mallorquina, sin embargo en
1813 la Constitución de Cádiz los reconoce como ciudadanos de pleno derecho,
hasta que Fernando VII derrumba dichos derechos. Finalmente en 1834 durante la
regencia de María Cristina de Borbón se
vuelven a reconocer los derechos para todos los xuetas.
Desde el siglo XIX hasta mediados del XX, la historia
religiosa de los xuetas pierde cierta
relevancia, sin embargo el estigma se mantiene. No son rechazados en
instituciones públicas como antaño pero el resto de sociedad les trata con
menosprecio.
El ser xueta aparece como un complejo simbólico sobre
el colectivo basado en un pasado histórico y en unos elementos definidos que
acaban por conformar un ideal muy determinado sobre el grupo. Forma parte de la
visión popular de la mayoría, es decir, de aquellos que no están inmersos en el
universo determinado, lo que otorga a dicha mayoría el poder para demonizar,
culpar y castigar a los estigmatizados casi impunemente. La exclusión ejercida
a este grupo les ha hecho mantener y crear elementos culturales propios, como
es el caso de la cocina, lo que a su vez ha fomentado la conciencia étnica que
hoy se promueve por parte de muchos xuetas.
Es importante resaltar que no solo los xuetas son descendientes de judíos conversos sino simplemente de
aquellos que fueron procesados. Sin embargo, su pasado histórico ha servido
para unos como herramienta de exclusión y para los otros como elemento de
unión. Actualmente algunos xuetas han
decidido incluso “retomar” la fe judía habiendo sido reconocidos por Israel
como judíos de pleno derecho, siempre y cuando el individuo sea xueta por línea materna.
Bibliografía
Arández, Á.
S. Sobre la condición de los conversos y chuetas de Mallorca. Espacio Tiempo
y Forma. Serie III, Historia Medieval, nº 10 (1997), 219-261.
Braunstein,
B., i Muntaner, J. M., & Alier, R. Els
xuetes de Mallorca: els conversos i la
inquisició de Mallorca. Ed. Curial, 1976.
Goffman, E. Estigma. La identidad deteriorada.
Buenos Aires: Amorrortu editores, 1998.
Garau, F. La Fee triunfante en quatro autos celebrados
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Muntaner, L. Els Xuetes de Mallorca: espai, economia i
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1989.
Manera Salom,
L. La importància econòmica d'una minoria
ètnica: el cas dels xuetes, segles
XVI-XVIII. Barcelona: Universitat Pompeu Fabra,
2013.
Imágenes
La Fee Triunfante: www.wikipedia.org
Sobre el autor:
Graduado
en Antropología Social y Cultural por la Universidad Autónoma de
Barcelona. Allí, realizó su Trabajo de Final de Grado sobre los estereotipos
del flamenco a partir de un trabajo de campo de tres años en el Centro Popular
Andaluz de Sant Cugat del Vallѐs.
Sus
intereses para con la antropología se centran sobre todo en el mundo de lo
religioso y los derechos de los pueblos indígenas.
Actualmente
cursa el Máster en Religiones y Sociedades organizado por la Universidad Pablo
de Olavide y la Universidad Internacional de Andalucía, con la intención de
realizar una investigación de campo en Barcelona sobre los cultos afrocubanos.
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