Los sucesos
acaecidos en Sevilla en junio de 1931 que formaron parte del polémico Complot
de Tablada, en el que uno de los implicados fue el considerado padre de la
patria andaluza, Blas Infante, están aún hoy sin esclarecer, permaneciendo como
uno de los puntos oscuros de la carrera política del líder del andalucismo
histórico. Según el gobierno de la II República y alguna prensa de la época,
este episodio consistió en la intención de la toma de Sevilla por parte de un
heterogéneo grupo revolucionario liderado por el aviador Ramón Franco, que
quería proclamar así la revolución y el Estado libre de Andalucía. En su libro La verdad sobre el complot de Tablada y el
Estado libre de Andalucía, Blas Infante se defendía de estas acusaciones,
señalando que todo era parte de una campaña del gobierno de Maura para
desacreditar a la controvertida Candidatura
andalucista que se presentó a las elecciones a Cortes de junio del 31.
Aunque todavía
este asunto no ha sido aclarado, todo parece indicar que aunque sí que pudo
haber alguna intención en este sentido liderada por el polémico Ramón Franco,
esto no fue sino algo muy inconcreto y sin una verdadera organización, y que,
probablemente, acabó exagerándose posteriormente. Pero aparte de la curiosidad
que pueda despertar este turbio episodio, creo que la importancia que tiene es
que puede servir de muestra de la poca claridad ideológica y confusa praxis
política de la que hizo gala el andalucismo
histórico. Efectivamente, el discurso político del movimiento liderado por Blas
Infante tuvo serios problemas de socialización, teniendo una base ideológica
confusa y mixturada, que desarrollaba un nacionalismo
antinacionalista, integrador y cosmopolita, que era de hecho contrario al
modelo de nacionalismo diferenciador que fue el que acabó por imponerse en
Europa. Era un discurso, por tanto, poco definido y confuso, que oscilaba entre
regionalismo y nacionalismo, y que añadía tintes de radicalidad a su lenguaje
para acercarse a unos sectores populares que, sin embargo, tampoco podrían
identificarse fácilmente con opciones interclasistas y que optaban por otras
puramente revolucionarias como el comunismo y anarquismo.
Con la llegada de la II República el andalucismo
vive una reactivación notable y adquirirá cierto matiz de radicalización en su
lenguaje, movido por la efervescencia coyuntural que supuso el cambio de
régimen y por su interés en acercar el andalucismo a la masa anarquista. Desde el primer momento, Blas
Infante se mostró optimista con la llegada del nuevo régimen, y acudió por
partida doble a la cita electoral de junio de ese año 31, presentándose por dos
candidaturas distintas, una por Sevilla y la otra por Córdoba, siendo la
primera la más sonada de todas las participaciones electorales del líder
andalucista, debido sobre todo al revuelo del Complot de Tablada que salpicó a
la candidatura.
Blas
Infante organiza la candidatura sevillana coherentemente con su idea de
utilizar la vía electoral con coaliciones
ocasionales, buscando el aprovechamiento de la coyuntura electoral como una
plataforma de exposición de sus ideas. En La verdad sobre el complot de
Tablada y el Estado Libre de Andalucía, el propio Infante explica el proceso de formación de la que vendría a
llamarse Candidatura Republicana Revolucionaria Federalista Andaluza. La
candidatura presentaba una mixtura heterogénea de elementos, estando en ella,
aparte del propio Infante, el agrónomo Pascual Carrión, el comunista José
Antonio Balbontín, el aviador Ramón Franco y sus colegas Pablo Rada y Antonio
Rexach, de ideología éstos que podría definirse como izquierdista radical.
Además, la candidatura recibió el respaldo del cenetista Pedro Vallina, uno de
los iconos del anarquismo sevillano de la época.
En el centro sentados: Antonio Rexach, Ramón Franco y Blas Infante
La
mezcla de elementos indica perfectamente el ideario político de Infante,
contando por un lado con Pascual Carrión, que legitimaba el sustrato agrarista
tan importante para el andalucismo y que representaba, como Infante, a un
sector de clase media de centro izquierda, mientras que por otro las figuras de
Balbontín y Vallina representaban los intereses de la izquierda revolucionaria,
sector al que Infante pretendía atraer hacia el andalucismo.
Por
su parte, el comandante de aviación Ramón Franco era otra clave de la
candidatura, pudiendo entenderse su presencia en la candidatura como un reclamo
propagandístico. Debe tenerse en cuenta que este personaje, hermano del que
sería dictador, era una personalidad pública de renombre debido a sus hazañas
como aviador, de las que destaca por encima de todas la travesía del Plus
Ultra, primer hidroavión en realizar un vuelo entre España y América, como
también fue sonada su participación en el golpe militar contra Alfonso XIII de
Cuatro Vientos en 1930. Su fama se adecuaba también al público revolucionario
al que Infante quería dirigirse, ya que este personaje participaba de una
ideología política algo confusa que se movía en torno a un radicalismo
populista de izquierdas.
El otro pilar que sustentó la polémica de la candidatura fue la
presencia de Pedro Vallina, famoso personaje del anarquismo sevillano y amigo
de Infante. El propio Vallina en sus memorias cuenta que, aunque rechazó la invitación
de Infante para presentar su candidatura en las elecciones, sí que aceptó
formar parte del movimiento
revolucionario. En definitiva, Vallina acompañó a los candidatos en sus mítines
pidiendo el voto para ellos, y esta implicación fue el principio de su ruptura
con la C.N.T.
Las
bases programáticas de la Candidatura no eran en sí novedosas, presentando los
mismos objetivos en los que el andalucismo venía ya insistiendo, como el
federalismo municipalista y la preocupación por el problema de la tierra. Pero
aunque el ideario andalucista no variara, la
candidatura arrastró una expectación y una polémica que pocos esperarían. La
campaña fue sin lugar a dudas, llamativa, presentándose Franco, Rada y Rexach
dispuestos a cumplir su papel de reclamo publicitario haciendo gala de un
comportamiento heterodoxo de Franco que despertaría el recelo de otros
militares. La acción más llamativa de esta campaña propagandística fue, sin
duda, la que protagonizaron dos avionetas procedentes del aeródromo que, con
las inscripciones de «Viva Andalucía Libre» pintadas, lanzaban octavillas desde
el aire, octavillas que serían objeto de una acalorada discusión posterior en
las Cortes. En su alegato, Blas Infante insiste que no hubo aquí mal uso del
equipamiento militar, ya que el piloto Rexach utilizó su avioneta particular con
gasolina que costearon los responsables de la candidatura, mientras que negaba la
veracidad de las octavillas leídas en la sesión Cortes, de lenguaje francamente
radical, señalándolas como partes de un montaje.
Pueblo Andaluz: Candidatura Republicana Revolucionaria
No fue ese el único suceso controvertido en torno a la
campaña, destacando también lo ocurrido durante el mitin celebrado en Lora del
Río el 24 de junio. Durante la intervención de Franco en este mitin, el
escenario se vino abajo, y como consecuencia del derrumbamiento el aviador
sufrió la fractura de una de sus piernas. Tras esto, Franco declaró tal suceso
como un atentado contra su persona, dando lugar a unos rumores que no hicieron sino
generar más tensiones en Tablada, donde el polémico lesionado se instaló tras
el accidente.
Ramón Franco hospitalizado tras el mitin de Lora del Río
Ante
el temor a la inestabilidad y los rumores de revolución que circulaban por
Sevilla, el gobierno encargó a Sanjurjo la tarea de controlar la situación, por
lo que el general llegó a Sevilla el día 27 llevando a cabo un notable
despliegue de fuerzas militares por toda la ciudad y haciéndose cargo de la
situación en el aeródromo.
Finalmente,
al día siguiente, 28 de junio, se celebraron las elecciones sin que hubiera
ningún altercado. El supuesto Complot de Tablada, finalmente, quedó en nada,
aunque con certeza aún no puede saberse si los rumores eran infundados o no. La
prensa y el gobierno difundieron la idea de que había todo un plan urdido por
Franco, que consistía, primero, en la concentración
de armas y aviones en Tablada, y ya el 27 de junio, en la toma de la ciudad por
parte de campesinos de la CNT y comunistas, proclamándose así la revolución y
el Estado libre de Andalucía.
Blas Infante en su ya mencionado texto
sobre el tema, desmiente tajantemente toda esta teoría de la conspiración, que
considera un montaje del gobierno de Maura para desacreditar una candidatura “molesta”
que cuestionaba el rumbo que estaba tomando la República.
Sin
embargo, analizando otros testimonios, el asunto no aparece tan claro. Pedro
Vallina en sus memorias declara que sobre el plan de “revolución andaluza” que
la candidatura estaba gestando, Franco le aseguraba que contaba con el apoyo de
los nacionalistas catalanes y que el movimiento revolucionario podía disponer,
ya que él era director de la aviación militar, de aviones de guerra. Vallina
prosigue afirmando que la noche del accidente de Lora, tenía preparada a la
gente en Triana para tomar posesión del aeródromo, “pero en el momento que se
reunía la muchedumbre, llegó a aquel lugar en un automóvil la mujer de Ramón
Franco y el mecánico Rada con la orden de Ramón Franco de detener el movimiento
porque Sanjurjo se había posesionado del aeropuerto y había preparado su
defensa militar”.
Por
su parte, José Antonio Balbontín en sus memorias escribe que Franco participaba
de la misma idea de revolución que Vallina, y que le dijo “que era preciso
hacer la revolución social en Sevilla y en todo el campo andaluz, de un modo
inmediato, antes de que se reunieran las Cortes Constituyentes”, a lo que
Balbontín contestó que era mejor “esperar a que se disipasen las ilusiones
despertadas en la masa campesina por los anuncios de la reforma agraria que
habían de promulgar las cortes constituyentes para poder intentar con éxito
cualquier movimiento revolucionario en el campo”, ya que de lo contrario se
guiaría a los campesinos revolucionarios sevillanos a una muerte inútil.
Libro de Blas Infante sobre el Complot de Tablada
No
puede asegurarse nada, pero como el historiador Lacomba afirma, parece que los testimonios y documentos apuntan a que “algo sí debió haber o, al
menos, pasar por la cabeza de R. Franco, aunque, desde luego, sin auténtica
organización”. No es extraño que un personaje de actitud provocadora como
Franco propiciara este tipo de fantasmas, como tampoco es descabellado pensar
que el gobierno, necesitado de estabilidad, agrandara, consciente o
inconscientemente, el caso para neutralizar una posible fuente de problemas y
acabar con un personaje como Franco, a la vez influyente y polémico.
Como dije al principio de este artículo,
los sucesos de Tablada sirven para exponer la confusión y el eclecticismo que
ciertamente demostró el andalucismo en su acción política, que lo llevó a estar
implicado en un asunto tan poco claro y extravagante como este. La Candidatura
Republicana, con su afán movilizador y su lenguaje aparentemente radical, junto
con la inclusión de personajes como el líder revolucionario Vallina y el
controvertido Franco, pudo ser percibida como excesiva, incluso incendiaria,
para un régimen que había acabado de instaurarse, pudiendo dar pie a
especulaciones de todo tipo. El carácter que tomó la candidatura parecía no
tener mucho éxito entre las clases medias, mientras que también podría no haber
sido muy entendida por los sectores populares de tradición socialista o
anarcosindicalista. En definitiva, el andalucismo de Infante mostraba una
estrategia política poco clara, que podría considerarse en buena parte
consecuencia del carácter confuso de sus propias bases doctrinales. La controversia
y la escasa
receptividad del anarcosindicalismo hacia los planteamientos andalucistas de la
Candidatura Republicana Revolucionaria (aunque hay quien ha interpretado que no
obtuvo pese a todo unos resultados electorales tan malos), significaron un duro
golpe para el movimiento liderado por Blas Infante que volvería a replegarse a
un segundo plano de la vida política. El andalucismo histórico quedaba así
presa de su indefinición ideológica y sus contradicciones.
Bibliografía
Balbontín, J. A. La España
de mi experiencia. Reminiscencias y esperanzas de un español en el exilio.
Sevilla: Centro de Estudios Andaluces, 2007.
Gil Honduvilla, J. “Los sucesos de Tablada de Junio de 1931
y sus consecuencias”. Revista de Historia
Militar, 110 (2011), 11-50.
González de Molina, M.
“El andalucismo político 1915-1998: ¿un andalucismo imposible?”. En C.
Forcadell Álvarez (Ed.), Nacionalismo e
Historia (pp. 89-115). Zaragoza: Institución «Fernando el Católico», 1998.
Infante, B. La verdad
sobre el complot de Tablada y el Estado libre de Andalucía. Sevilla:
Fundación Blas Infante, 2005.
Lacomba Abellán, J. A. Regionalismo
y autonomía en la Andalucía contemporánea (1835-1936) Granada: Caja General
de Ahorros y Monte de Piedad de Granada, 1988.
Lacomba Abellán, J. A. Teoría
y praxis del andalucismo. Málaga: Editorial Librería Agora, 1988.
Vallina, P. Mis memorias Centro Andaluz del Libro &
Libre Pensamiento, 2000.
Imágenes
Antonio Rexach, Ramón Franco y Blas Infante:
http://hacheandaluza.blogspot.com.es/2012/06/obras-de-y-sobre-blas-infante-perez-en.html
Pueblo Andaluz:
http://universoandalucista.blogspot.com.es/2009/05/candidatura-republicana-revolucionaria.html
Ramón Franco hospitalizado tras el mitin de Lora del Río:
http://universoandalucista.blogspot.com.es/2009/11/ramon-franco.html
Libro de Blas Infante:
Infante, B. La verdad sobre el complot de Tablada y el Estado libre de Andalucía. Sevilla: Fundación Blas Infante, 2005.
Imágenes
Antonio Rexach, Ramón Franco y Blas Infante:
http://hacheandaluza.blogspot.com.es/2012/06/obras-de-y-sobre-blas-infante-perez-en.html
Pueblo Andaluz:
http://universoandalucista.blogspot.com.es/2009/05/candidatura-republicana-revolucionaria.html
Ramón Franco hospitalizado tras el mitin de Lora del Río:
http://universoandalucista.blogspot.com.es/2009/11/ramon-franco.html
Libro de Blas Infante:
Infante, B. La verdad sobre el complot de Tablada y el Estado libre de Andalucía. Sevilla: Fundación Blas Infante, 2005.
Sobre el autor:
Moisés Hidalgo García
Licenciado
en Humanidades en la Universidad Pablo de Olavide, especializado en gestión y
técnicas informáticas para Archivos, bibliotecas y bases de datos. Realizó
además el Máster Historia de Europa, el Mundo Mediterráneo y su difusión
atlántica: Métodos, Teorías y Nuevas Líneas de Investigación (1492-2000) de la
Universidad Pablo de Olavide, y actualmente realiza su doctorado en la misma
universidad en la que investiga sobre los procesos de democratización en el
mundo rural.
Si quieres puedes leer en academia.edu mi texto sobre Tablada presentado al IX Congreso de la Fundación Blas Infante.
ResponderEliminarTodo fue un complot contra una lista revolucionaria que comprometía a la coalición "reinante". Estoy en face y en tw