La historiografía del siglo XX había marcado el inicio del
feminismo en los grupos de sufragistas que desde finales del siglo XIX hasta
mediados del siglo XX reclamaban el voto para la mujer como primer paso para
participar de la vida pública en igualdad con los hombres. Sin embargo en las
postrimerías del siglo XX y en la actualidad, se considera que el feminismo, no
solo tiene fuertes raíces ilustradas, sino que la vindicación por la igualdad
se empieza a reclamar a la vez que Rousseau, Montesquieu, Kant, o Thomas Paine
escribían sobre libertades políticas y la auténtica legitimidad del poder
político. Esta vindicación fue de la mano de autores como el marqués de
Condorcet, Olympe de Gouges o Mary Wollstonecraft.
M. Wollstonecraft
Hoy en día la Ilustración se sigue estudiando a todos los
niveles en relación a un periodo y unos autores concretos que son leídos y en
cierta forma admirados. Sin embargo esto se hace dejando fuera a otros muchos
que no se destacan, dejando entrever que la Ilustración se desarrolló en base a
las ideas de unos pocos iluminados, cuando en la práctica los autores del
llamado “siglo de las luces” fueron muchos y variados.
Entre los que siempre destacamos están Kant con su lema “sapere aude!” (atrévete a saber), o su
persistencia en eliminar todo tipo de prejuicios, en salir de la “autoculpable
minoría de edad” y de la tutela que hasta el momento el Estado ejercía sobre
sus ciudadanos. El segundo de los destacados es Rousseau que, siguiendo a Kant,
decía que “el hombre ha nacido libre y por todas partes se encuentra
encadenado” y que era hora de que los ciudadanos formaran parte importante de
un contrato social que garantizara sus derechos naturales por encima de todo.
Eran autores muy preocupados por cómo articular las nuevas ideas para que
rigieran la sociedad a través de la educación del ciudadano y su necesaria
expresión en el espacio público. Estas ideas eran algo muy extendido entre los
ilustrados, las cuales eran debatidas y defendidas por muchos de ellos y por
eso sirvieron de inspiración a la primera declaración de derechos universales:
la Declaración de los Derechos del Hombre
y del Ciudadano de 1789.
I. Kant
Sus ideas han sido muy válidas, tanto que en la actualidad
siguen siéndolo y que cuando nos refiramos a nuestros derechos todos miremos a
la Ilustración como su origen teórico. Sin embargo, estos autores escribieron
sus derechos en masculino, y no porque fuera precisamente el masculino genérico
que al decir “hombre” se refiere a “ser humano”, no, sino porque a la vez que
exponían estos pensamientos igualitarios y universales, escribían un apartado
diferenciado para la mujer.
Esto se percibe de una forma muy clara en la obra de Rousseau “Emilio”
o “De la educación”, que pretendía ser un manual para la educación del ciudadano.
El ginebrino en este tratado exponía cómo el buen ciudadano debía ser educado
para regirse por su propia conciencia y desterrar toda clase de prejuicios, se
le debe inculcar la autonomía moral y enseñarle las herramientas para el
ejercicio público de la política que debía ejercer todo ciudadano. Pero el
quinto libro del Emilio está dedicado a Sofía, que representa a la mujer en la
sociedad y en el que explica que, mientras el hombre debe expresarse
políticamente en el ámbito público, la mujer debía quedarse en casa cuidando de
los hijos y educándolos para que fueran buenos ciudadanos. Y, mientras que el
hombre debía regirse por su propia conciencia y no dejarse llevar por nadie, la
mujer tenía que guiarse por el juicio de los demás, es decir, la comunidad de
hombres que iba a juzgarla bien o mal según cómo desempeñara su papel social.
Esta diferenciación no se justificaba por el capricho de Rousseau, sino porque
decía que las mujeres eran diferentes al hombre por naturaleza, y que por tanto
la división del trabajo debía ser consecuente con ello, puesto que el contrato
social solo se podía llevar a cabo entre iguales, es decir, entre hombres. El
papel de la mujer quedaba así relegada a hacer la vida más placentera a los
ciudadanos. La mujer sería hija, esposa y madre de ciudadanos, pero nunca sería
ciudadana. En relación a esto, decía Rousseau:
“La educación de las mujeres debe estar en relación con la
de los hombres. Agradarles, serles útiles, hacerse amar y honrar por ellos,
educarlos cuando niños, cuidarlos cuando mayores, aconsejarlos, consolarlos,
hacerles grata y suave la vida son las obligaciones de las mujeres en todos los
tiempos, y esto es lo que, desde su niñez, se les debe enseñar.” Rousseau
en el Emilio o de la educación 1762.
J. J. Rousseau
Las respuestas a esta incoherencia no tardarían en llegar por
parte de esos otros ilustrados que no suelen enseñarse en los institutos ni en
muchas carreras como los mencionados al final del primer párrafo de este
artículo. Wollstonecraft, Olympe de Gouges y Condorcet, tres autores destacados
que van a criticar duramente a Rousseau y a todos aquellos que defendían sus
teorías.
Dos años después de la Declaración
de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, Olympe de Gouges publicó la Declaración de los Derechos de la Mujer y
la Ciudadana (1791), calcando la primera excepto que donde ponía “hombre”
ella puso “mujer” dejando ver lo absurdo y a la vez la importancia que tenía
excluir a la mitad de la especie de estos derechos.
El marqués de Condorcet por su parte publicó en 1790, Acerca de la Instrucción pública, donde
expresa la necesidad de no excluir a las mujeres de ningún tipo de enseñanza y
propone la educación mixta como una forma de hacerlo encajar.
Sin embargo, Mary Wollstonecraft merece especial atención en
este artículo, ya que con su Vindiación de los Derechos de la Mujer
(1792), critica frontalmente el Emilio de Rousseau. Mary Wollstonecraft
era una maestra londinense que además escribía profusamente y se reunía de
manera frecuente en salones y clubs con los pensadores más importantes del
momento. En el momento que el Emilio cayó en sus manos, confesó quedar admirada
por el modelo educativo propuesto, sin embargo, cuando llegó al libro quinto y
se percató de que Rousseau había dedicado un apartado a la necesidad de una
educación diferente entre el hombre y la mujer, decidió responder. Su
vindicación también es un tratado sobre la educación en el que expone que la
mujer no es diferente al hombre, la mujer es diferente al animal en tanto que ser
racional, y por tanto lo que la hace diferente es la educación. Por ello
abogaba por la adquisición de “las virtudes humanas por los mismos medios
que los hombres, en lugar de ser educadas como seres a medias”, y denuncia
que lo que Rousseau llamaba la inocencia de la mujer como algo que debía
conservarse ante la corrupción del ámbito público, no era más que la forma
cortés de llamar a la ignorancia.
Haciendo referencia a una respuesta de Rousseau en la que decía
que la mujer quería educarse para ser superior al hombre, Wollstonecraft dice
que su objetivo no es “que las mujeres tuviesen poder sobre los hombres,
sino sobre ellas mismas” palabras que después repetirán las representantes
más destacadas de las olas de feminismo posteriores.
M. Wollstonecraft
Esta Vindicación de los Derechos de la Mujer se publicó para
influir en los constituyentes de la Asamblea francesa de 1791 en contrapartida
a la influencia que la obra de Rousseau había cosechado en las últimas décadas.
La obra de Mary Wollstonecraft era más que una reivindicación por los derechos
de la mujer, una reivindicación por su carácter individual y por su calidad
moral, por ello Wollstonecraft será una pensadora feminista tan recurrente en
el siglo XX, una vez ganado el sufragio en muchos países occidentales, cuando
Simone de Beaviour escribe sobre los nuevos problemas del segundo sexo. Por
ello pienso que estos ilustrados e ilustradas deberían ser más estudiados y,
sobre todo, difundidos a todos los niveles.
Bibliografía
Beltrán, E., Maquieira, V. (eds.), Feminismos: debates teóricos contemporáneos, Madrid: Alianza
Editorial, 2012.
Rousseau, J.J., Discurso
sobre el origen de los fundamentos de la desigualdad entre los hombres,
Madrid: Alianza Editorial, 1980.
-Emilio o de la educación,
Madrid: Alianza Editorial, 1990.
Wollstonecraft, M. Vindicación
de los Derechos de la Mujer, Madrid: Cátedra, 1996.
Imágenes
I. Kant:
http://callejerorev.com/wp-content/uploads/2014/05/kant-shooting.jpg
J.J. Rousseau:
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/b/b7/Jean-Jacques_Rousseau_(painted_portrait).jpg/200px-Jean-Jacques_Rousseau_(painted_portrait).jpg
Mary Wollstonecraft:
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/3/36/Mary_Wollstonecraft_by_John_Opie_(c._1797).jpg
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/b/bc/MaryWollstonecraft.jpg
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