Las
representaciones pictóricas de la Virgen María en el mundo cristiano (católico
a partir del XVI) comienzan a darse en el siglo III d. C., mostrándose en
catacumbas romanas como la de Priscila. No empiezan a ser más frecuentes hasta
la segunda mitad del siglo V, dada la importancia que tuvo en este asunto el
Concilio de Éfeso, en el que se define que la Virgen María es la madre de Dios.
Virgen theotocos de las catacumbas de Priscila. Se la llama de esta forma
cuando se muestra entronizada, siendo ella misma además el trono del Niño
Jesús.
En
la ciudad de Sevilla son importantes los reyes Fernando III de Castilla y
Alfonso X el sabio en su papel de difusión del culto a la Virgen María. En esta
época, los cambios experimentados en la sociedad occidental desde el siglo XI
por el peso creciente de la burguesía urbana y por el papel cada vez más activo
de la mujer en la economía familiar, modificaron su imagen, que comienza a
tener una fisonomía propia. Esto se tradujo, en el plano religioso, a esta
nueva tendencia de la veneración a la Virgen.
En
el siglo XII el fervor por la Virgen María
creció exponencialmente: los sermones, tratados eruditos, himnos, poemas
visiones y milagros que rodearon a la Virgen hicieron que los artistas
comenzasen a realizar representaciones por doquier. En prácticamente toda la
Edad Media son mayormente en posición entronizada y entre los siglos XII y XIII
la representación de la Virgen es casi siempre hierática y mayestática, tanto
en pintura como en escultura. Un buen ejemplo muy conocido en Sevilla es la
Virgen de los Reyes, patrona de la ciudad, imagen realizada en el siglo XIII.
Virgen de los Reyes, patrona de Sevilla
Podemos
clasificar las representaciones de María en dos tipologías generales: las
imágenes de Gloria (a través de las cuales se muestra pasajes alegres,
normalmente aparecen con el Niño Jesús) o las Dolorosas (en las que se nos
muestra a la Virgen sufriendo los trances relacionados con la crucifixión de su
hijo).
En
la Semana Santa de Sevilla, las imágenes marianas siguen un canon bastante
uniforme: son dolorosas de candelero realizadas para ser vestidas. Aunque no
siempre ha sido así. Las imágenes comenzaron a vestirse en España con la
llegada del gótico. La moda hizo que imágenes talladas ya con ropajes (llamadas
“imágenes de bulto”) fueran revestidas con suntuosas telas que esconderían la
vestidura original. En ocasiones, muchas imágenes llegan a ser mutiladas
gravemente para adaptar su forma a la de la nueva moda de ser vestidas.
La famosa Virgen de Regla de Chipiona fue adaptada para ser revestida,
teniendo que desaparecer el Niño Jesús original.
En
el siglo XV hallamos en algunas hermandades inventarios en los que se recogen
la donación de prendas para vestir por completo a las imágenes: es entonces cuando
se empieza a asentar la costumbre de vestirlas. Sin embargo, la realización de
imágenes hechas expresamente para ser vestidas no llega hasta el último tercio
del XVI, momento en el que se comienzan a fundar las principales hermandades y
a realizar las prácticas penitenciales (ver artículo sobre el origen de la
Semana Santa de Sevilla aquí). Mientras que las imágenes de Gloria se vestían
con colores y bordados alegres, las dolorosas portaban telas oscuras, a forma
de atuendo de viuda.
Es
muy curioso observar cómo con el paso de los años la vestimenta de la Virgen
María también sufre el cambio en las modas. Normalmente, el modelo a seguir han
sido las mujeres cortesanas, y más concretamente, las reinas. En muchas
ocasiones las mismas reinas u otras mujeres pertenecientes a la nobleza donaban
telas y trajes a las vírgenes para que los vistieran. Por ello, por ejemplo, el
estilo de las vestimentas de la virgen se vio gravemente alterado con la
entrada de Felipe II a la cabeza de la Monarquía Hispánica, cuando la corte
vestía un impoluto color negro. El hábito monjil fue el más común en las
dolorosas de la época.
A la izquierda, La Reina Viuda Doña Mariana de Austria,
quien fuera segunda esposa de Felipe IV (s. XVII). A la derecha, la Señora de la Antigua y Siete Dolores de
la Iglesia de la Magdalena, atribuída a Pedro Roldan (1650).
También
influyen las clases altas de los siglos XVI y XVII en las imágenes marianas en
lo que se refiere a la talla del rostro de las mismas. Mostrar los sentimientos
abiertamente era algo inconcebible, por lo que nos encontramos en esta época
con multitud de vírgenes que tan solo muestran su tristeza a través de su
llanto y el enrojecimiento de sus ojos, sin ningún atisbo de dolor excesivo en
la cara, como sí ocurrirá en siglos posteriores, cuando el sufrimiento será el
protagonista en la imagen de María y se incluirán rasgos naturalistas, como
lágrimas de cristal, pestañas y cabellos naturales. En el siglo XIX, la
indumentaria se dispondrá de una forma mucho más teatral a la moda con el sentimiento
cortesano de la época.
A la izquierda, la Soledad de San
Lorenzo (s. XVI). A la derecha, Mª Stma. de los Dolores y Misericordia (s. XX).
Es
a partir de este siglo cuando se introducen además la mayoría de los accesorios
que conocemos en las dolorosas sevillanas actuales. El característico pecherín donde se colocan
las joyas que se le compran o se le regalan a la imagen fue la estrella
principal en los distintos atuendos de la Virgen. Además, en muchas imágenes,
el luto riguroso desapareció para dar paso a tonos más alegres y telas más
vistosas, apareciendo bordados en las sayas, los mantos y el paso de palio.
Virgen de Montserrat con el
pecherín profusamente enjoyado al estilo decimonónico. Año 1934.
En
la actualidad, los vestidores tienen especial cuidado en elegir la forma en la
que dispondrá el tocado de la Virgen, una especie de equivalente al schebisim que utilizaban las judías de
Palestina. Es una prenda muy difícil de colocar y, normalmente, cada vestidor
tiene un determinado estilo que sabe acomodar a lo que mejor le sienta a la
imagen. Muy célebres y aclamados son en estos días, entre el público y los
cofrades sevillanos, los vestidores Antonio Bejarano y Grande de León, por
haber sabido sacarle partido a imágenes que hasta hace poco pasaban
desapercibidas.
A la izquierda, la Virgen de las Tristezas de la hermandad
de la Vera-Cruz, vestida por Garduño.
A la derecha, por Antonio Bejarano, que opta por despejar el rostro de la
imagen utilizando telas muy sueltas.
A la izquierda, la Soledad de San
Buenaventura, ataviada por Paco Ortiz, en la postura típica de dolorosa
sevillana. A la derecha, vestida por José Antonio Grande de León, que ha
recuperado una estética en la que la gestualidad de la imagen es más natural
gracias a la posición de las manos.
BIBLIOGRAFÍA
Sánchez
Herrero, J., Moreno Navarro, I., Bernales, J., González, J.M., Sanz, M.J.,
Campos Camacho, J.C., Las Cofradías de
Sevilla. Historia, Antropología, Arte. Sevilla: Secretariado de Publicaciones
de la Universidad de Sevilla, 1999, 119-131.
Sánchez
Rico, J.I., Bejarano Ruiz, A., Romanov López-Alfonso, J. Imago Mariae. El Arte de Vestir Vírgenes. España: Editorial Jirones
de Azul, 2015.
IMÁGENES
Virgen
de los Reyes: http://www.revistaecclesia.com/wp-content/uploads/2013/08/virgen-de-los-reyes.jpg
Virgen
theotocos de las Catacumbas de Priscila: http://divdl.library.yale.edu/dl//images/eikon/ei0658s.jpg
Virgen
de regla: Sánchez Rico, J.I., Bejarano Ruiz, A., Romanov López-Alfonso, J. Imago Mariae. El Arte de Vestir Vírgenes. España: Editorial Jirones de Azul, 2015.
María
Santísima de los Dolores y Misericordia: Página Oficial de la Hermandad de
Jesús Despojado http://www.jesusdespojado.org/hermandad/imagenes-titulares/m-stma-de-los-dolores-y-misericordia
Virgen
de la Soledad (San Lorenzo): http://cofrades.sevilla.abc.es/photo/besamanos-de-la-soledad-de-san-443 (fotografía de Manuel Jesús
Rodríguez Rechi).
Pintura
de la Reina Viuda: https://es.wikipedia.org/wiki/La_reina_viuda_do%C3%B1a_Mariana_de_Austria
Virgen
de la Antigua y Siete Dolores: rafaes.com
Virgen
de Montserrat: http://sssevillablancoynegro.blogspot.com.es/
Soledad
de San Buenaventura: http://nazarenoentriana.blogspot.com.es/2013/12/besamanos-de-la-soledad-de-san.html
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