martes, 22 de marzo de 2016

La representación y vestimenta de la Virgen María en la ciudad de Sevilla

No se sabe cómo pudo ser, físicamente, la madre de Jesús de Nazaret, pues su descripción no aparece en los evangelios canónicos. En los evangelios apócrifos se describen ciertos aspectos sobre sus cualidades morales, pero no sobre su físico.
Las representaciones pictóricas de la Virgen María en el mundo cristiano (católico a partir del XVI) comienzan a darse en el siglo III d. C., mostrándose en catacumbas romanas como la de Priscila. No empiezan a ser más frecuentes hasta la segunda mitad del siglo V, dada la importancia que tuvo en este asunto el Concilio de Éfeso, en el que se define que la Virgen María es la madre de Dios.


Virgen theotocos de las catacumbas de Priscila. Se la llama de esta forma cuando se muestra entronizada, siendo ella misma además el trono del Niño Jesús.

En la ciudad de Sevilla son importantes los reyes Fernando III de Castilla y Alfonso X el sabio en su papel de difusión del culto a la Virgen María. En esta época, los cambios experimentados en la sociedad occidental desde el siglo XI por el peso creciente de la burguesía urbana y por el papel cada vez más activo de la mujer en la economía familiar, modificaron su imagen, que comienza a tener una fisonomía propia. Esto se tradujo, en el plano religioso, a esta nueva tendencia de la veneración a la Virgen.
En el siglo XII el fervor  por la Virgen María creció exponencialmente: los sermones, tratados eruditos, himnos, poemas visiones y milagros que rodearon a la Virgen hicieron que los artistas comenzasen a realizar representaciones por doquier. En prácticamente toda la Edad Media son mayormente en posición entronizada y entre los siglos XII y XIII la representación de la Virgen es casi siempre hierática y mayestática, tanto en pintura como en escultura. Un buen ejemplo muy conocido en Sevilla es la Virgen de los Reyes, patrona de la ciudad, imagen realizada en el siglo XIII.


Virgen de los Reyes, patrona de Sevilla

Podemos clasificar las representaciones de María en dos tipologías generales: las imágenes de Gloria (a través de las cuales se muestra pasajes alegres, normalmente aparecen con el Niño Jesús) o las Dolorosas (en las que se nos muestra a la Virgen sufriendo los trances relacionados con la crucifixión de su hijo).
En la Semana Santa de Sevilla, las imágenes marianas siguen un canon bastante uniforme: son dolorosas de candelero realizadas para ser vestidas. Aunque no siempre ha sido así. Las imágenes comenzaron a vestirse en España con la llegada del gótico. La moda hizo que imágenes talladas ya con ropajes (llamadas “imágenes de bulto”) fueran revestidas con suntuosas telas que esconderían la vestidura original. En ocasiones, muchas imágenes llegan a ser mutiladas gravemente para adaptar su forma a la de la nueva moda de ser vestidas.


La famosa Virgen de Regla de Chipiona fue adaptada para ser revestida, teniendo que desaparecer el Niño Jesús original.

En el siglo XV hallamos en algunas hermandades inventarios en los que se recogen la donación de prendas para vestir por completo a las imágenes: es entonces cuando se empieza a asentar la costumbre de vestirlas. Sin embargo, la realización de imágenes hechas expresamente para ser vestidas no llega hasta el último tercio del XVI, momento en el que se comienzan a fundar las principales hermandades y a realizar las prácticas penitenciales (ver artículo sobre el origen de la Semana Santa de Sevilla aquí). Mientras que las imágenes de Gloria se vestían con colores y bordados alegres, las dolorosas portaban telas oscuras, a forma de atuendo de viuda.
Es muy curioso observar cómo con el paso de los años la vestimenta de la Virgen María también sufre el cambio en las modas. Normalmente, el modelo a seguir han sido las mujeres cortesanas, y más concretamente, las reinas. En muchas ocasiones las mismas reinas u otras mujeres pertenecientes a la nobleza donaban telas y trajes a las vírgenes para que los vistieran. Por ello, por ejemplo, el estilo de las vestimentas de la virgen se vio gravemente alterado con la entrada de Felipe II a la cabeza de la Monarquía Hispánica, cuando la corte vestía un impoluto color negro. El hábito monjil fue el más común en las dolorosas de la época.



A la izquierda, La Reina Viuda Doña Mariana de Austria, quien fuera segunda esposa de Felipe IV (s. XVII). A la derecha, la Señora de la Antigua y Siete Dolores de la Iglesia de la Magdalena, atribuída a Pedro Roldan (1650).

También influyen las clases altas de los siglos XVI y XVII en las imágenes marianas en lo que se refiere a la talla del rostro de las mismas. Mostrar los sentimientos abiertamente era algo inconcebible, por lo que nos encontramos en esta época con multitud de vírgenes que tan solo muestran su tristeza a través de su llanto y el enrojecimiento de sus ojos, sin ningún atisbo de dolor excesivo en la cara, como sí ocurrirá en siglos posteriores, cuando el sufrimiento será el protagonista en la imagen de María y se incluirán rasgos naturalistas, como lágrimas de cristal, pestañas y cabellos naturales. En el siglo XIX, la indumentaria se dispondrá de una forma mucho más teatral a la moda con el sentimiento cortesano de la época.


A la izquierda, la Soledad de San Lorenzo (s. XVI). A la derecha, Mª Stma. de los Dolores y Misericordia (s. XX).

Es a partir de este siglo cuando se introducen además la mayoría de los accesorios que conocemos en las dolorosas sevillanas actuales.  El característico pecherín donde se colocan las joyas que se le compran o se le regalan a la imagen fue la estrella principal en los distintos atuendos de la Virgen. Además, en muchas imágenes, el luto riguroso desapareció para dar paso a tonos más alegres y telas más vistosas, apareciendo bordados en las sayas, los mantos y el paso de palio.


Virgen de Montserrat con el pecherín profusamente enjoyado al estilo decimonónico. Año 1934.

En la actualidad, los vestidores tienen especial cuidado en elegir la forma en la que dispondrá el tocado de la Virgen, una especie de equivalente al schebisim que utilizaban las judías de Palestina. Es una prenda muy difícil de colocar y, normalmente, cada vestidor tiene un determinado estilo que sabe acomodar a lo que mejor le sienta a la imagen. Muy célebres y aclamados son en estos días, entre el público y los cofrades sevillanos, los vestidores Antonio Bejarano y Grande de León, por haber sabido sacarle partido a imágenes que hasta hace poco pasaban desapercibidas.



A la izquierda, la Virgen de las Tristezas de la hermandad de la Vera-Cruz, vestida por Garduño. A la derecha, por Antonio Bejarano, que opta por despejar el rostro de la imagen utilizando telas muy sueltas.








A la izquierda, la Soledad de San Buenaventura, ataviada por Paco Ortiz, en la postura típica de dolorosa sevillana. A la derecha, vestida por José Antonio Grande de León, que ha recuperado una estética en la que la gestualidad de la imagen es más natural gracias a la posición de las manos.






BIBLIOGRAFÍA
Sánchez Herrero, J., Moreno Navarro, I., Bernales, J., González, J.M., Sanz, M.J., Campos Camacho, J.C., Las Cofradías de Sevilla. Historia, Antropología, Arte. Sevilla: Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1999, 119-131.

Sánchez Rico, J.I., Bejarano Ruiz, A., Romanov López-Alfonso, J. Imago Mariae. El Arte de Vestir Vírgenes. España: Editorial Jirones de Azul, 2015.

IMÁGENES

Virgen theotocos de las Catacumbas de Priscila: http://divdl.library.yale.edu/dl//images/eikon/ei0658s.jpg

Virgen de regla: Sánchez Rico, J.I., Bejarano Ruiz, A., Romanov López-Alfonso, J. Imago Mariae. El Arte de Vestir Vírgenes. España: Editorial Jirones de Azul, 2015.

María Santísima de los Dolores y Misericordia: Página Oficial de la Hermandad de Jesús Despojado http://www.jesusdespojado.org/hermandad/imagenes-titulares/m-stma-de-los-dolores-y-misericordia

Virgen de la Soledad (San Lorenzo): http://cofrades.sevilla.abc.es/photo/besamanos-de-la-soledad-de-san-443 (fotografía de Manuel Jesús Rodríguez Rechi).


Virgen de la Antigua y Siete Dolores: rafaes.com



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