¿Quién alguna
vez no observó a un argentino, uruguayo o brasileño tomar mate? ¿De dónde
procede esta costumbre de trasladar un mate, un termo y un poco de yerba a
cualquier lugar del mundo al cual se trasladan? Intentaré como historiador (y argentino)
explicar brevemente el origen, difusión y consumo de este producto que hoy día
continúa arraigado en los países del cono sur de Sudamérica. Una mirada al
periodo colonial de aquella región nos permitirá obtener algunas respuestas…
La leyenda…
Según cuentan en
una época muy antigua de aquellas regiones, cuando los santos andaban por el
mundo, llegó uno de ellos a la sierra donde estaban los yerbales. Algunos lo identifican
como protagonista de la leyenda a Santo Tomás (o Tomé), mientras otros atribuyen
a la Virgen este prodigio. Lo cierto es que la leyenda afirma que esta figura
santa tenía hambre y sed, y entonces un papagayo le indicó dónde encontraría
gente humana que podría socorrerlo; señalando un lugar donde habitaban
guaraníes (indios de la región). Éstos lograron satisfacer la sed y el hambre
del santo, y en recompensa de su buena acción les dijo que le pidieran lo que
deseaban. “Caá…caá” expresaron los nativos, refiriéndose a la yerba mate; árbol
venenoso que cubría amplias extensiones de esas tierras y que protegían
espíritus malignos. El santo respondió que debían tostar al calor de la lumbre
sus hojas, y la que es hoy letal yerba, se convertirá, mezclada al agua, en su
bebida predilecta. Luego el santo desapareció y desde entonces los guaraníes
iniciaron con una costumbre que hasta hoy día perdura: el consumo de la yerba
mate.
La yerba del Paraguay en la época colonial
La primera
referencia documental que se tiene sobre el consumo de yerba mate entre
población no nativa data del año 1594, cuando el jesuita Juan Romero comentaba
que en la Villa de la Concepción del Bermejo (ciudad fundada en 1585 por los
españoles en el Gran Chaco) tanto indios como españoles toman “agua mezclada
con yerba que llaman del Paraguay”. Desde entonces, se sucedieron toda una
serie de prohibiciones para limitar su consumo, sin embargo, su avance fue
continuo entre mestizos y blancos. En los primeros años del siglo XVII ya se
extendía por todo el territorio de las gobernaciones del Paraguay y del
Tucumán. Hacia 1630 existen referencias que ya se conoce la yerba mate en
España, al menos en un círculo cerrado de intelectuales interesados por el
mundo americano. En esos mismos años alcanzó uno de sus mercados más
importantes: la región alto-peruana.
El mercado
peruano, junto con el rioplatense, será el predilecto de la yerba paraguaya; a
tal punto fue importante que al propio producto se lo asocia con el término
“mate”, que proviene del quechua (hace referencia a un tipo de calabaza que se
utiliza para beberla) y no al vocablo guaraní “kayguá”. El incremento del
consumo de este producto nos obliga a tener en cuenta dos cuestiones
interesantes:
En primer lugar
el impacto social del mismo. Como
dijimos, la yerba mate interesó a toda la sociedad colonial; aunque su propio
consumo marcaba al mismo tiempo las diferencias en esta sociedad estamental. “La
toman en abundancia pobres y ricos, los pobres en vasos de calabazas pintadas o
de palo santo y los ricos en los mismos vasos guarnecidos de plata con
bombillas de lo mismo…” afirmaba el padre jesuita José Cardiel; y además decía
que los más ricos agregaban “azúcar y pastillas aromáticas” al agua, mientras
que los menos pudientes debían conformarse sin mezcla alguna. Es decir, cómo se
consumía esta bebida y si se agregaban o no “aditivos” a la misma exponía la
condición social del individuo que la tomaba. Por tanto, el incremento del
consumo de la yerba mate se debió a su capacidad durante los siglos XVII y
XVIII para extenderse a toda una sociedad que, si bien era estamental y con
profundas diferencias entre sus componentes, compartía la predilección por este
producto paraguayo.
Ahora bien, para
que la yerba mate alcance tierras peruanas de manera frecuente desde el siglo
XVII hubo un mercado económico que
se desarrolló y, a nuestro parecer, es éste el segundo aspecto que debe
considerarse como clave.
Es imposible
referirnos a todos los circuitos económicos en los cuales la yerba fue
protagonista durante el período colonial; dada su rápida expansión e
importancia. Sólo basta decir que la cantidad producida de yerba fue
incrementándose a lo largo de dos centurias, siendo el principal producto de la
región del Paraguay. La yerba se dirigía con frecuencia a los puertos de Santa
Fe y Buenos Aires, y luego se redistribuía por vía terrestre hacia Córdoba,
Tucumán, Potosí y Chile principalmente.
Las reducciones jesuíticas, productoras de
“yerba caá mirí”
Los pueblos de
guaraníes administrados por los jesuitas lograron hacia principios del siglo
XVIII tener yerbales de gran calidad y en importante cantidad dentro de sus
reducciones. Allí se desarrolló la llamada “yerba caá miri”, “cernida y sin
tierra” (escribe el padre Cardiel) que la diferenciaba a la explotada en la
región del Mbaracayú (Paraguay) caracterizada por ser “de palos y tierra”. Por tanto,
la yerba elaborada en las reducciones jesuíticas fue de mayor calidad y con un
precio que generalmente fue el doble que la explotada por los paraguayos.
Esta producción
jesuítica de mayor calidad y precio, generó mayores conflictos a los ya
existentes entre los vecinos de Asunción (capital de la provincia del Paraguay),
principales interesados en el incremento del comercio de la yerba; y los
miembros de la Compañía de Jesús. A ello se sumó que los jesuitas gozaban de la
exención de impuestos por parte de la corona hispana, dado su misión religiosa
en estas tierras; lo cual aumentó aún más el disgusto entre los vecinos asuncenos
para con los miembros de esa orden religiosa. El comercio de la yerba y las
disputas constantes, explican en gran medida las dos expulsiones de la ciudad
de Asunción que experimentaron los jesuitas a mediados del siglo XVII y durante
la “Revolución de los Comuneros” (1721-1735); situaciones previas a la
definitiva expulsión de tierras rioplatenses de los jesuitas entre los años
1767 y 1768. Luego de la expulsión, la producción decayó en aquellas regiones
que antiguamente ocupaban las reducciones; sin embargo, no desapareció por el
interés de los guaraníes en su consumo.
De hecho, hasta hoy día, las tierras de la provincia de Misiones (actual
Argentina) constituyen una de las mayores productoras de yerba mate de la
región.
Para concluir
esta breve referencia a la yerba mate del Paraguay en la época colonial,
debemos decir que este fue un producto clave para toda la región. Más allá de
las disputas y conflictos que generó su comercio, y los sendos intentos de
prohibición de su consumo por parte de la corona; la predilección por ella
siguió avanzando, constituyéndose en el verdadero “oro verde” del Paraguay, fue
el producto que posibilitó el intercambio y obtención de muchos otros durante
el periodo colonial, y sin duda fue una riqueza que aún en nuestros días tiene
gran importancia entre los que nacimos en aquellas tierras.
Bibliografía
Avellaneda, M. Guaraníes, criollos y jesuitas. Luchas de
poder en las Revoluciones Comuneras del Paraguay. Siglos XVII y XVIII,
Asunción: Academia Paraguaya de la Historia y Tiempo de Historia, 2014.
Furlong, G. Misiones y sus pueblos guaraníes,
Posadas, 1978.
Garavaglia, J. C.
Mercado interno y economía colonial. Tres siglos de historia de la yerba mate,
México: Grijalbo, 1983.
Morner, M. Actividades políticas y económicas de los
jesuitas en el Río de la Plata, Buenos Aires: Centro Editor de Cultura,
2008.
Solé Rodríguez,
O. Leyendas Guaraníes. Montevideo,
1902. Edición Facsimilar en Sevilla: Extramuros, 2012.
Sobre el autor
Profesor
y Licenciado en Historia por la Universidad Nacional del Nordeste (Argentina).
Máster en Historia de Europa, El Mundo Mediterráneo y su Difusión Atlántica.
Teorías, Métodos y Nuevas Líneas de Investigación (1492-2000) por la
Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, España (UPO). Actualmente se desempeña
como Personal Investigador con un Contrato Predoctoral para la Formación del
Profesorado Universitario (FPU) en el Área de Historia Moderna de la UPO,
financiado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (MECD) de España.
Miembro del Equipo de Trabajo del Proyecto de Investigación “Globalización
ibérica: redes entre Asia y Europa y los cambios en las pautas de consumo en
Latinoamérica (HAR2014-53797-P), dirigido por el Dr. Bartolomé Yun Casalilla y
financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO) de España.
Email: pmsvrwuc@upo.es
0 comentarios:
Publicar un comentario