martes, 19 de enero de 2016

El sistema de socialización Inca: los ayllus

la adaptación humana al medio ambiente andino ha incorporado una especialización ecológica y geografía altamente diferenciada”. O. Harris


La región andina, desde el punto de vista ecológico, es un ambiente poco propicio para la vida humana debido a sus condiciones naturales. Lo que no deja de causar aun hoy en día el asombro de investigadores e historiadores del mundo entero es cómo el ser humano ha podido, no sólo subsistir, sino también crecer y formar grandes imperios en ese entorno.

Para entender las dimensiones y complejidad de los Andes es necesario recurrir a la teoría de Murra según el cual, el mundo andino presenta una estructura vertical denominados nichos o pisos ecológicos, siendo éstos muy diversos y distintos unos de otros. Dicha multiplicidad está propiciada por un hecho muy singular, la proximidad extrema de tres regiones naturales que son consideradas como matrices en los Andes; costa, sierra y selva. 

El imperio más conocido que habitó este vasto territorio fue el Inca. El inicio de la civilización incaica se remontaría aproximadamente al año 1100 de nuestra era, aunque este supuesto inicio está basado, como suele ser habitual, en una leyenda. En un período de tiempo muy reducido los Incas consiguen expandir no solo sus fronteras sino dominar social y políticamente los reinos y etnias de la sierra, el altiplano y la costa pacífica, instalando un reino que denominaron Tawantinsuyu. Este espacio geográfico  lo concebían y dividían en cuatro unidades geopolíticas o “suyus”, los cuales podemos ver en la siguiente imagen.

La adaptación a este medio la lograron a través de un sistema de socialización milenario y remoto que no se sabe a ciencia cierta cuando surge pero que se estima que fue entre el 1000 a.C. y el 1000 d.C. hablamos del ayllu, que ha conseguido permanecer vigente durante un largo periodo de tiempo gestándose a partir de multitud de fórmulas y adaptándose a cada modelo de estado político establecido, desde el pasado pre-incaico hasta el presente, respondiendo a unas necesidades de ordenación, tanto social y económica, como política y religiosa a lo largo de los siglos.

La latitud y la orografía de la cordillera andina condicionadas por la altura, que es el rasgo más característico de esta zona, nos lleva a encontrarnos que en distancias relativamente cortas los cultivos sufren enormes modificaciones. Esta complejidad productiva sentaba sus bases en el establecimiento de colonias en regiones ecológicas distantes y no contiguas, con la finalidad de acceder a los productos y alimentos producidos en ellas. De esta forma, diversificaban los recursos sin tener que desarrollar el intercambio con otros grupos étnicos, conformando lo que Murra caracterizó como un ideal cultural andino con economía autosuficiente.

Dar una definición de que es un Ayllu no es fácil y siempre irá condicionada a la época en que se defina. Para Marchena el Ayllu “estaba constituido por un conjunto de productores más o menos dispersos, unidos por lazos cooperativos, a través de los cuales el grupo conseguía la pretendida autonomía económica. Estos lazos se reforzaban con la aceptación por parte de todos de pertenecer a una misma familia étnica, y de poseer un linaje común, en la medida que se identificaban entre ellos y ante otros como descendientes de un mismo antepasado, real o mítico, sintiéndose parientes entre sí. Y también por estar ligados a una tierra concreta, a un medio físico especifico, que les aportaba en sus elementos naturales las señas de identidad colectiva que los consolidaba como miembros todos de una misma familia étnica”.

Los incas fueron perfeccionando dicho sistema hasta convertirlo en una gran complejidad productiva a medida que iban dominando a los pueblos, convirtiéndose en la principal táctica de organización del espacio. Se basaron en dos aspectos principales: la reciprocidad y la redistribución. De hecho, estas relaciones recíprocas eran las que garantizaban el buen provecho compartido de los bienes y servicios de la región andina. Además, una de las características más destacadas de la organización social andina fue el dualismo, por lo general, la división se fundamentaba en relaciones de parentesco que cimentaban las relaciones de reciprocidad. A parte de este dualismo, la organización social incaica tendrá más elementos como la cuatripartición y la tripartición. Además el núcleo de poder era manejado por los Hurín y Hanan (los de arriba y los de abajo) y el poder estaba distribuido de una triarquía (Estado- Élite Inca-Pueblo).


Esta base de estructura social se basaba en el linaje, la genealogía y el parentesco entre sus miembros y en el trabajo comunitario y solidario. Los ayllus se articulaban en unidades mayores conformando etnias y extensiones diferenciadas. En el periodo inca se entendía a la familia como productor y generador de excedente necesario para el funcionamiento del sistema y el trabajo común, del que hablábamos, como producción.

Así,  la comunidad estaba conformada por todos los descendientes de un antepasado común sin un número determinado de miembros, pudiendo ir de unas pocas decenas a cientos de personas el conjunto de ayllus que formaba la población de las aldeas y, cada uno de ellos, como una unidad social poseía un determinado territorio a los efectos de la residencia, el culto a los espíritus y las labores agrícolas a las cuales estaban obligados.

Los miembros del ayllu no poseían absolutamente nada, en el imperio no existía algo como la propiedad privada, ni siquiera podía llamarse privada a su vida personal. Esencialmente lo que lleva a cabo el runa (el hombre), es complementar la producción de los diversos pisos ecológicos entre sí, y eso se realiza gracias a una forma de organización de la vida social que es muy peculiar; el individuo no es la unidad mínima de socialización, es una entidad que supera al individuo, el ayllu.

De esta forma los ayllus consiguieron acceder en un espacio dilatado y disgregado, arriba y abajo del horizonte vertical andino lo que les proporcionaba una amplia gama de productos que aparte de garantizar la conservación del grupo, les permitía conseguir excedentes, de los cuales dependía su existencia y supervivencia. El incaico tuvo un desarrollo autóctono vinculado tanto económica como políticamente a la fraternidad con el ayllu.

En resumen el término ayllu engloba numerosas cosas, desde el punto de vista económico es un organismo de trabajo compartido y colectivo, políticamente es en el donde dormitaban las formas del orden social básico. También se puede considerar una institución religiosa por los íntimos lazos que tiene con la naturaleza en general y, por último, social porque regulaba todo el proceso de socialización.


Bibliografía:
Bonavia, D. y Monge, C.,  El Hombre andino, Historia General de América: Unesco. Vol. I, 1999.

Coaguila, A,.  Del Ayllu al Conamaq. La silenciosa reconstrucción policía de la organización andina del “Ayllu” en Bolivia,  San Simón: Facultad de ciencias sociales, 2013.

Harris, O,. El parentesco y la economía vertical en el Ayllu Laymi (Norte de Potosí). La Paz: Revista Boliviana de estudios Históricos y Sociales, Nº1-Febrero, 1978.

Hyslop, J,. El Sistema Vial Incaico, Lima: Instituto Andino de Estudios Arqueológicos, Petróleos del  Perú, 1992. 

Marchena, J., La larga lucha de los pueblos andinos por la tierra y la autonomía local, Córdoba: Diputación de córdoba, 2013.

Murra, J., La organización económica del Estado Inca, México: Siglo XXI Editores,  1977.

Murra, J., Formaciones económicas y políticas del mundo Andino, Lima: Instituto Estudios Peruanos, 1975.

Vitry, C.,  Los inkas y el paisaje. Organización geopolítica y religiosa del territorio prehispánico, Argentina: Actas del Tercer Encuentro Internacional Alexander Von Humboldt, 2001.



3 comentarios:

  1. Excelente información e historia sobre el territorio Inca.
    Hace un tiempo fuimos a un tour por el camino inca y fue espectacular.
    Sin duda algo inolvidable.

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  2. Muchas gracias Cintia, me alegro que te haya gustado y resultado de utilidad. Espero poder hacer ese Tour algún día también.
    Gracias de nuevo por su comentario.
    Un saludo

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