La I Guerra Mundial (1914-1918), catalogada como La Gran
Guerra, se constituyó como un conflicto bélico diferente con respecto a los que
se habían producido hasta entonces. Entrará en juego un nuevo tipo de guerra
más novedosa como consecuencia directa, entre otras cosas, de los avances
tecnológicos que puso a su alcance la Revolución Industrial. Esto, a su vez,
pudo ser un desencadenante decisivo, como iremos viendo, en la participación activa
de la mujer en el conflicto.
La
resaca de la guerra también será embrionaria en muchos aspectos ya que, como
apunta Louise Blanck en todos los países
beligerantes, la guerra de 1914-1918 modifica profundamente la condición
femenina.
De
esta forma, una vez terminada la guerra la idea de una nueva sociedad en la
cual las mujeres estaban integrándose de manera más equitativa con respecto al
sexo masculino, se iba extendiendo progresivamente por los diferentes países. Entre
otras cosas, la Gran Guerra transformará las relaciones sociales entre hombres
y mujeres dándole especial emancipación a estas últimas, afectando directamente
a la estructura social, en mayor o menor medida, de los países que participaron.
Las
mujeres venían reivindicando una equiparación con los derechos del hombre mucho
antes, desde finales del siglo XIX, cuando encabezaron un movimiento que se
denominó sufragista. Charlotte Karlokke,
considera dicho movimiento como la primera Oleada feminista, que surgió
principalmente como movimiento internacional y cohesionado que luchaba por
cuestiones fundamentales como el derecho a voto, la división sexual de las
tareas, la equiparación salarial y una preocupación constante por cuestiones de
maternidad. Dicho movimiento, en gran medida, transcurrirá de manera paralela
con los cambios a nivel político, económico y social que se producen en la
Segunda Revolución Industrial y que fue estímulo de dicho movimiento.
A
pesar de que la I Guerra Mundial, en un primer momento, frenará este movimiento
feminista y su lucha, será con posterioridad y una vez cesada ésta, el
principal motor que les impulsará a conseguir la emancipación deseada o, al
menos, parte de ella.
Pero, ¿Cómo se ven arrastradas las mujeres a la guerra?
Intervendrán principalmente varios factores, pero principalmente se verá
motivada por el uso de ejércitos de masas y el enorme número de vidas que se
cobró el frente. Ya lo apuntaba Gustave Le Bon, refiriéndose a Francia; Más
de seis millones de hombres movilizados para la defensa nacional han visto
surgir legiones de mujeres, de niños y de ancianos para sustituirlos en los
campos, en las empresas; en una palabra, cada rama de la actividad humana.
No
sólo pasarán a formar parte activa de la sociedad las mujeres en Francia, miles
de mujeres británicas pasarán de cumplir el rol que la sociedad les había impuesto
como amas de casa pasivas, a formar parte activa de la población ejerciendo
trabajos de obreras e incluso, en Inglaterra, las mujeres participarán en el
conflicto bélico. En Alemania, tuvieron un papel fundamental en las fábricas de
armamento y, aunque en menor medida, en Rusia también participaron en dicha
guerra.
En General, como vemos, la situación se hace extensible a
toda Europa Occidental y a Alemania, eliminándose de esta forma las
desigualdades que separan trabajos masculinos y trabajos femeninos, como
consecuencia directa del conflicto que permitirá esta innovación por necesidad
y supervivencia.
El sexo femenino toma el dominio de ciertas actividades
nacionales y tendrán cierta influencia en organismos públicos, lo que
posibilitará que en la mayoría de los estados, como apunta María Vidaurreta,
los derechos políticos hayan sido otorgados a las mujeres en los años que
siguen a la I Guerra Mundial.
Así,
la Gran Guerra vino cargada de conceptos modernos que vieron la luz en
distintos países progresivamente, integrándose por primera vez a la mujer en la
historia y alterando de esta manera numerosos aspectos de la vida cotidiana.
En
el plano político, la ansiada lucha del movimiento sufragista por fin empezará
a dar sus primeros frutos, concediéndose de manera progresiva la obtención del
derecho al sufragio femenino en algunos países (Holanda y URSS, 1917, Gran
Bretaña y Alemania 1918). En Austria, por ejemplo a partir de 1919 se decretará
que toda persona, mujer o hombre que tenga cumplido los 24 años tendrá derecho
a voto, el mismo año que Bélgica aunque esta será un poco más restrictiva, en
un principio.
También
desde el punto de vista económico, a pesar de que existió lo que se llamó “le retour au fogu”, lo que implicó, una
vez terminada la guerra la reincorporación de los hombres a sus anteriores
puestos de trabajo, desplazando de nuevo a la mujer a un segundo plano, muchas
siguieron manteniendo la posición que ocuparon durante la guerra lo que les
posibilitó, en cierta manera independencia económica respecto a la figura del
varón.
Desde
el punto de vista social, se consigue el bien más preciado, la libertad y la
integración de una sociedad mixta con cada vez más derechos equitativos que se
irán produciendo, evidentemente de una manera paulatina. Esto se ve bien
reflejado en palabras de Maurice Bardeche;
lo que las mujeres habían ganado durante los cuatro años de guerra es mucho más
importante que el derecho de voto, pero eso no se notó de inmediato.
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