El nomadismo ha sido
ampliamente una práctica de supervivencia perpetrada por la humanidad desde los
inicios de su historia. Muchas de las primeras poblaciones y sociedades
tuvieron su origen en la práctica nómada o seminómada hasta que finalmente
afrontaron un proceso de asentamiento para dar paso a la vida sedentaria. Sin
embargo esto que aquí se resume en dos líneas esconde una gran complejidad en
el que intervienen diferentes factores, específicamente económicos y familiares
pero también religiosos, políticos, o de diversa tipología.
Sin embargo es
importante entender que el nomadismo o la trashumancia, en la que se centrará
este artículo, no debe representar a ojos del observador una práctica
primitiva. Son muchas las sociedades que han mantenido o readaptado un sistema
de vida transeúnte construyendo del mismo modo una cultura particular y única
en cada caso. Este modo de vida ha acarreado en su mayoría conflictos con el
concepto de territoriedad, ya que las legislaciones fronterizas o las
administraciones públicas por ejemplo, no están diseñadas para tener en cuenta
estas poblaciones móviles, y ejercen presiones para acelerar su desaparición.
En éste marco podemos
hablar de los Vaqueiros de Alzada un grupo étnico que encontraríamos entre las
cuencas del Navia y del Nalón y desde el mar Cantábrico hasta las montañas
astur-leonesas, o lo que es lo mismo, en torno a la zona occidental de la
comunidad asturiana.
Su característica más
particular, y la que ha llamado la atención de muchos curiosos, ha sido la
práctica de la trashumancia estacional. Aunque hoy en día son muy pocos los
vaqueiros (distinguidos por linajes familiares y apellidos diferenciados) que
practican la trashumancia como modus vivendi, existe una minoría no
generalizada que la mantiene.
Juan Uría, quien ha
trabajado sobre el origen de los Vaqueiros asegura que proceden de, como
mínimo, etapas previas a la Edad Media.
“Sabemos con seguridad absoluta que los vaqueiros practicaban la trashumancia o
el nomadismo en grandes distancias, por lo menos en la primera mitad del siglo
XV, y existe algún fundamento para suponer que lo mismo ocurría en otros siglos
anteriores de la Edad Media”.
El núcleo económico de los
vaqueiros giraba en torno a las actividades pastoriles, el ganado respondía a
la principal fuente de recursos y su sociedad se construía a partir de esta
lógica. Durante el invierno los vaqueiros acostumbraban a vivir en los pueblos
junto con la mayoría no vaqueira llamados xaldos, sin embargo en verano
migraban a zonas altas, que normalmente superaban los 1000 metros para vivir en
los que llamaban las brañas.
Braña Vaqueira
Aunque hay una gran
variedad de tipo, estructura y funcionalidad generalmente las brañas eran
explotadas en verano. Están construidas con piedra, en forma circular las más
pequeñas y rectangular las más grandes, y de madera y escoba para los tejados.
A mediados del siglo XV el aumento de población convirtió a muchas de las
brañas en autenticas aldeas llegando a incluir fuentes, escuelas o iglesias,
pero no olvidemos que solo se llenaban de vida durante seis meses al año. Las
brañas representaban un centro de reunión para los grupos de vaqueiros más
cercanos que provenían de diferentes pueblos, y era entonces cuando se
celebraban las festividades propias de su idiosincrasia.
En palabras de Maffesoli,
“el nomadismo no está únicamente determinado por la necesidad económica o la
simple funcionalidad. Su móvil es otro: el deseo de evasión. Es una especie de
pulsión migratoria que incita a cambiar de lugar, de hábito, de compañeros, y
ello para realizar la diversidad de facetas de su personalidad”, es decir, es
una ideología, una forma de vida que tiene su lógica más allá de lo económico.
Un ejemplo de ello es
la boda vaqueira que nos describe el antropólogo Adolfo García en Antropología
de Asturias. Se trata de una celebración nupcial que se acontece el último
domingo de julio en la zona de Aristébano en torno a la capilla de la Divina
Pastora. Solo una pareja que desee casarse este día puede ser la escogida, por
lo que los novios deben presentar su petición al consejo vaqueiro que les dará
o no el consentimiento. La ceremonia se convierte en una celebración común en
la que se toca la gaita, se baila y se come conjuntamente con todos los
vaqueiros, pero sobretodo se diferenciada de la celebrada por los xaldos. Es
importante entender la importancia del matrimonio como eje principal de la
sociedad vaqueira que como grupo minoritario practicó la endogamia como
mecanismo de supervivencia cultural.
La trashumancia por
tanto, no es la única característica que diferencia a los Vaqueiros de los
Xaldos, sin embargo su sociedad se construye sobre ella, un hecho que supondrá
durante mucho tiempo rechazo y discriminación. Como grupo minoritario y nómada
los vaqueiros han sido en su historia objetivo de recelos y desconfianzas,
específicamente por xaldos y por la Iglésia Católica.
Los residentes de los
pueblos veían en la práctica nómada de los vaqueiros una escusa para huir de
las responsabilidades vecinales y del mismo modo dificultaba el pago del diezmo
o de los distintos impuestos durante la Baja Edad Media, por lo que las administraciones
religiosas siempre intentaron paralizar sus actividades. Además cuando el
dominio feudal regía la sociedad y asumía la propiedad de diferentes
territorios, los señores locales obligaban a los vaqueiros a pagar una tasa
cada vez que transitaran por ellos.
Debido a la sucesión de
todas estas tensiones y presiones sociales, el pueblo vaqueiro ha ido dejando
la práctica de la trashumancia y se ha diluido en la sociedad no vaqueira, sin
embargo son muchos los individuos que reivindican su relevancia cultural. Las
claves para entender el nomadismo o la trashumancia dentro de una sociedad
totalmente sedentaria es en gran medida la relación de tensiones y presiones
por parte de ambos extremos dando como resultado imaginable el declive del grupo
más frágil.
Bibliografía
Álvarez, D. G., Aproximación etnoarqueológica a los Vaqueiros d’Alzada:
un grupo ganadero trashumante de la montaña asturiana, Arqueoweb: Revista sobre Arqueología en Internet, nº 8 (2007).
García Martínez, A., Antropología
de Asturias I. La cultura tradicional, patrimonio de futuro, Oviedo: KRK
ediciones, 2008.
Maffesoli, M., El nomadismo fundador,
Nómadas, nº 10 (1999), 126-142.
Riu J. U., Tradiciones sobre el origen de la trashumancia de los “vaqueiros”
de Asturias y su interpretación, Estudios
Geográficos, nº 15 (1954), 321.
Sánchez Gómez, L. A., Los vaqueiros de alzada según las últimas
publicaciones. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, nº 44 (1989),
305-324.
Imágenes
Braña: www.ruralia.com/lugares-interesantes/museo-vaqueiro-reflejo-de-transhumancia.
Sobre el autor:
Carlos Rodríguez Prol
Sus
intereses para con la antropología se centran sobre todo en el mundo de lo
religioso y los derechos de los pueblos indígenas.
Actualmente
cursa el Máster en Religiones y Sociedades organizado por la Universidad Pablo
de Olavide y la Universidad Internacional de Andalucía, con la intención de
realizar una investigación de campo en Barcelona sobre los cultos afrocubanos.
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