El
enfoque eurocentrista de la Historia por parte de las tendencias
historiográficas hasta el siglo XX, ha condicionado nuestra visión y
conocimiento de otras culturas no europeas. A día de hoy, en un mundo
totalmente globalizado, los sucesos históricos de otras sociedades y culturas
siguen siendo para el gran público una asignatura desconocida y pendiente de
descubrir.
Uno de
los momentos más apasionantes para iniciarse en la historia de Japón fue la
sucesión de circunstancias, intereses y batallas, que transformaron de manera
vertiginosa un Japón feudal anclado en la tradición y cerrado sobre sí mismo,
en una potencia industrial de primer orden. Este rápido proceso generó partidarios y detractores, los cuales, se enfrentaron
en una encarnizada lucha entre dos sociedades antagónicas.
Como
breve introducción que nos permita situarnos en la época y la complejidad de la
situación, debemos retroceder hasta el punto de partida inicial que supuso la
victoria del ejército del daimyô (término equivalente al señor de nuestra época feudal) Ieasu Tokugawa frente a otros daimyôs
en la batalla de Sekigahara en 1600, victoria que le otorgará
prácticamente el control sobre todo Japón. En 1603 el Emperador le proclama shôgun.
Este título aparece ya en el siglo VIII, haciendo referencia a un comadante
o caudillo que estaba al frente de los
ejércitos. A partir del siglo XII, la figura del shôgun, se instauró de
manera permanente. Con el tiempo el poder del Shogun
creció llegando a ser superior incluso a
la autoridad del emperador.
Ieasu
Tokugawa estableció un férreo control sobre los otros daimyôs que quedaron bajo su
mando. Este período denominado Edo o período Tokugawa engloba desde 1603 a
1868. El clan Tokugawa gobernó Japón aproximadamente durante 250 años, bajo un
régimen que podemos definir como feudal y que posibilitó una estabilidad del
país frente a los anteriores conflictos internos entre daimyôs, como los
vividos en el Período Sengoku (1467-1568) con la denominada Guerra de Ōnin.
El
sistema de gobierno que estableció el clan Tokugawa pasó a ser conocido como Bakuhan.
En esencia se trataba de un sistema dual, en el que el Shogun se encargaba
de la autoridad nacional, dejando la organización regional en manos de los daimyôs.
Coordinar este sistema dual, supuso un incremento de las labores burocráticas.
En estos momentos se produce una progresiva asimilación de los samurái en las
labores administrativas y de la Corte, a la par que su función como guerreros
tras casi 800 años se reduce un plano
casi ceremonial. Las medidas Tokugawa obligaron a los samurái que no supieron
adaptarse a convertirse en rōnin, es decir, samurái sin señor.
Grupo samurái
Podemos
observar este progresivo cambio en el rol del samurái en la magnífica película de Yojiro Takita “La
espada del Samurái”.
Durante
el shogunato de los Tokugawa Japón había vivido inmerso en una época de
aislamiento frente a las influencias exteriores: sus únicos contactos se
limitaron a chinos y holandeses. Esta política se conoció como sakoku, literalmente,
país cerrado. La situación
cambió en 1853 con la llegada del comodoro Perry al mando de la flota
estadounidense. Japón se convierte en un tablero de juego donde confluyen
diversas estrategias: intereses económicos occidentales, aspiraciones de los daimyôs no afines a los Tokugawa, los
partidarios de abrir Japón a las desconocidas tecnologías occidentales, los que
deseaban ver al Emperador nuevamente al mando de Japón y los que en definitiva
luchaban por la supervivencia de un
régimen que había proporcionado estabilidad por más de 250 años.
La
aparición en Japón de la flota del Comodoro Matthew Perry es conocido como Kuro-fune
raikō literalmente la “llegada de los barcos negros”. La intención
era forzar al shôgun a un acuerdo comercial que permitiera el comercio
estadounidense en los puertos japoneses. La debilidad japonesa quedó patente al
no tener una armada capaz de hacer frente a la llegada de Perry, viéndose
obligados a aceptar una serie de tratados comerciales no sólo con los americanos
(Tratado de Kanagawa – Tratado de Harri) sino también con
otras potencias occidentales.
Los "Barcos Negros"
Esta
debilidad por parte del Bakufu (nombre con el que se denominaba al
Gobierno del Shogun) desencadenará el período denominado Bakumatsu no
Dōran (fin del régimen Tokugawa) que dará paso a una nueva etapa, un nuevo
Japón abierto a las influencias y comercio exterior conocido como Revolución Meiji.
Ante
esta situación, la mayor parte de la aristocracia comprendió la necesidad de
modernizar Japón para poder competir en igualdad de condiciones frente a las
potencias occidentales aunque eso supusiera una renuncia a sus derechos. Estos daimyôs
apoyarán al Emperador frente al gobierno del Bakufu, formando el grupo
denominado Ishin Shishi. Podemos destacar al frente de este grupo al
denominado triunvirato Ishin: Toshimichi Okubo, Saigō Takamori y Kogoro
Katsura. Es en este conflictivo período Bakumatsu no Dōran (fin del
régimen Tokugawa) cuando nace el Shinsengumi como respuesta a los Ishin
Shishi.
El
origen de la organización estaría en un grupo precedente denominado el Roshigumi,
grupo de 234 rōnin, fundado por Kiyokawa Hachirō. El grupo se disolvió
ante las dudas respecto a las verdaderas intenciones, debido a las sospechas de
que realmente hubiera imperialistas infiltrados manejando el Roshigumi.
Trece
miembros deciden finalmente escindirse en una nueva organización denominada Shinsengumi.
El grupo estaba dividido en tres facciones, al mando de cada una de ellas:
Kondō Isami, Serizawa Kamo, y Tomouchi Yoshio.
Eligen
como bandera el Kanji (ideograma) Makoto 誠 que podría traducirse
como fidelidad o lealtad, todo un síntoma de lo estricto que serán las normas
por las que se regirán.
Su
función inicial de actuar como una fuerza policial permanente que protegiese la
ciudad de Kioto y el palacio imperial, además de combatir a los Ishin Shishi,
se empañó debido a los excesos de algunos de sus miembros que les granjeó la
enemistad de la población.
Todo
ello cambió tras el denominado Incidente de Ikedaya 1864. Los Ishin
Sishi tenían como objetivo incendiar la ciudad de Kioto, con la finalidad
de aprovechar la confusión para secuestrar
al emperador y llevarlo al territorio del clan Chosuu. El Emperador
quedaría de esta manera liberado del control del shogun Tokugawa, dando un
golpe definitivo al gobierno del Bakufu. Este plan que hubiera provocado
una tragedia al expandirse el incendio por Kioto, fue desmantelado por el Shinsengumi.
Este acto le volvió a congraciar con la población y les supuso un incremento de
aspirantes en sus filas.
Aunque
esta valerosa acción dio un breve respiro al shôgun, la situación era
cada vez más compleja. Yoshinobu Tokugawa se resistía a dejar el poder en manos
de los imperialistas y en 1868 comenzaron las denominadas Guerras
Boshin, una sucesión de 5 batallas: Toba-Fushimi, Monte Ueno, Nagoaka,
Aizu y Hakodate.
Los
resultados de las cinco batallas fueron determinantes y el shôgun
convocó a consejo al Ishin Takamori Saigo, en el que estuvo presente el
jefe de marina shogunal, Katsu Kaishū. El resultado de este consejo fue la
rendición del shogunato.
El 3
de febrero de 1868, Mutsuhito fue proclamado Emperador Meiji. La primera
reforma fue la promulgación de la Carta de juramento en 1868 establecía los
cimientos de la nueva era que junto al
edicto Haitorei o de Abolición de Espadas de 1876, el cual,
prohibía a los habitantes, a excepción del ejército y oficiales del gobierno,
que portaran armas en la vía pública, lo que supuso el canto del cisne del
antiguo Japón y sus samurái.
BIBLIOGRAFÍA
Prats Roselló, R. Japón,
el período beligerante y los tres unificadores. Universidad de Salamanca,
2013.
Buruma, I. La creación de
Japón, 1853-1964. Mondadori, Barcelona, 2003.
Azcárate, M.V. Japón: un original modelo de desarrollo.
UNED. Madrid,2001.
IMÁGENES
Grupo
samurái
Los
Barcos Negros
SOBRE EL AUTOR
Iván García Casado
Graduado en Geografía e Historia por la UNED, promoción 2016. Su interés por la Historia Medieval y en especial la vinculada a Castilla bajo el reinado de la dinastía Trastámara, le lleva a realizar el Trabajo Fin de Grado titulado: “La Nobleza en el Reinado de Enrique II de Castilla”. En la actualidad sus investigaciones siguen centrando el foco en los siglos XIV - XV, especialmente en Catalina de Lancáster figura sobre quien prepara en estos momentos su próximo proyecto.
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