jueves, 20 de octubre de 2016

Los retablos de la iglesia del Salvador de Sevilla

La Iglesia del Salvador es uno de los edificios religiosos más importantes y emblemáticos de la ciudad de Sevilla, y el templo católico más grande de la ciudad tras la catedral. Su calidad artística, su trayectoria histórica, su relevancia en la vida religiosa de la ciudad y la actividad de la plaza en la que se encuentra (lugar común de reunión en el tiempo de ocio de los sevillanos) hacen que sea uno de los puntos de referencia para cualquier visitante.

Con este artículo, mi intención es hacer que quienes paseen la próxima vez por la iglesia sepan “qué ven” en sus retablos más importantes, pues en ocasiones el arte (y aún más el religioso) no solo basta con contemplarlo, sino que también es necesario entenderlo para poder apreciar todas las dimensiones del objeto que admiramos. 


Fachada de la iglesia

Aunque el edificio tiene antecedentes muy lejanos (en el Patio de los Naranjos encontramos restos de una antigua mezquita y de capiteles romanos y visigodos), la consumación de las obras del edificio actual datan del año 1712. No obstante, su fachada, que imita el exorno plateresco de la Iglesia de San Francisco de Paula, no quedó terminada hasta el año 1889. La verja de forja sobre la última grada de las que dan acceso al templo desde la plaza no se colocó hasta el año 1986.

EL RETABLO MAYOR
El retablo mayor ocupa todo el frente del presbiterio a lo largo y a lo ancho. Fue realizado por Cayetano de Acosta entre los años 1770 y 1776, y puede considerarse modelo del barroco sevillano.


Retablo mayor

Es de planta ligeramente cóncava, posee un cuerpo de tres calles y un ático. De abajo hacia arriba, encontramos, para empezar, en la mesa altar, una pieza que ejerce las funciones de Sagrario y Manifestador, el primero enmarcado entre columnas salomónicas y cerrado por una puerta de plata cincelada y decorada con pequeñas esculturas de San Jerónimo y San Ambrosio, el segundo se encuentra en un tabernáculo sostenido por cuatro ángeles atlantes, que cobija a una imagen de la Inmaculada Concepción realizada por el autor del retablo.


Retablo mayor

En la calle central, más arriba, sobresale una repisa volada que sirve de apoyo a un enorme relieve que representa la Transfiguración de Jesús (o Transfiguración del Señor), es decir, la “presentación formal” ante los apóstoles como hijo de Dios y Salvador (de aquí la advocación del templo). En este relieve destaca la escultura de Cristo, y a sus pies, arrodillados, los apóstoles Pedro, Juan y Santiago el Menor, sobre cuyas cabezas se dibuja la silueta del Monte Tabor y de la nube que según los pasajes bíblicos cubrió a Jesús, todo rodeado de una explosión de rayos dorados. Figuran a ambos lados de Jesucristo las imágenes de Moisés y Elías.


Escultura de Cristo en la Transfiguración

Finalmente, en el ático del retablo mayor encontramos la imagen de Dios Padre, también rodeado de rayos luminosos. Se encuentra apoyado sobre una nube en la que se asoman cabezas de querubines y parece estar escoltado por dos ángeles. La cornisa se muestra coronada por el escudo real. 


Representación de Dios Padre

RETABLO DEL CRISTO DEL AMOR
En la nave de la epístola descubrimos el retablo en el que se venera a la imagen del Cristo del Amor, titular de la hermandad del Amor, tallado por Juan de Mesa entre los años 1618 y 1620. No se conoce el autor del retablo, que ha sufrido numerosas reformas desde finales del siglo XIX hasta nuestros días. En el cuerpo principal se enmarca el hueco donde se expone la imagen del crucificado, aunque en principio fue trazado para alojar un cuadro de Juan de las Roelas, pintor flamenco del siglo XVI.


Retablo del crucificado del Amor

A los lados del crucificado, se exponen las imágenes de Nuestra Señora del Socorro, titular mariana de la Hermandad del Amor, y Santiago Apóstol. Sobre ambas imágenes se encuentran las tallas de las que pueden ser las santas Justa y Rufina en medallones.

El retablo está rematado por un baldaquino sobresaliente donde se aloja una imagen de San José. 


Nuestra Señora del Socorro

RETABLO DE SAN CRISPÍN Y SAN CRISPINIANO
En el muro lateral de la nave de la epístola encontramos este retablo, realizado entre 1730 y 1733 por José Fernando y Francisco de Medinilla y dedicado a los santos Crispín y Crispiniano. Éstos se hallan representados en la hornacina alta, y en la baja y central se exhibe la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Sagrada Entrada a Jerusalén, el último de los componentes de la hermandad del Amor.


Retablo de San Crispín y San Crispiniano

RETABLO DE NUESTRA SEÑORA DE LAS AGUAS
La advocación de la imagen venerada en este retablo, Nuestra Señora de las Aguas es de origen desconocido, aunque existen en la ciudad dos leyendas muy conocidas sobre la misma. Algunos, cuentan que a Fernando el Católico se le apareció la virgen en sueños y mandó a varios autores a realizarla tal y como se le había aparecido. Se cuenta, según esta leyenda, que sobre la imagen que describimos el rey dijo que estaba “entre dos aguas”, refiriéndose a que aunque se aproximaba, no era del todo así. Se dice que fueron presentadas además la Virgen de los Reyes (patrona de la ciudad y supuesta elegida por el rey) y Nuestra Señora de Valme. Otra leyenda asegura que la advocación de esta imagen mariana se debe a las ocasiones en las que se le pedía que lloviera en épocas de sequía.


Nuestra Señora de las Aguas

Este portentoso retablo fue realizado por José Maestre entre los años 1722 y 1756. En el zócalo se puede contemplar una imagen del Niño Jesús atribuida a Martínez Montañés y en el cuerpo principal del retablo, la Virgen de las Aguas, probablemente tallada a finales del siglo XIII o principios del XIV. La iconografía de Virgen Majestad (sedente y mostrándose como trono de su hijo) es muy frecuente de su época.


Retablo de la Virgen de las Aguas

A cada lado de la Virgen, se encuentran los que fueran obispos de Sevilla, San Leandro y San Isidoro, realizados por Felipe de Castro en el siglo XVII, así como dos altorrelieves que representan la Anunciación y la Visitación de la Virgen a Santa Isabel.

En el cuerpo superior del retablo, también tallado en altorrelieve, puede admirarse la representación de la coronación de la Virgen, y en el ático la escena de Fernando el Católico (San Fernando para la Iglesia Católica) adorando a la Virgen. A cada lado, las imágenes de San José y San Diego de Alcalá. 


Coronación de la Virgen en el ático del retablo 

ARCO Y ALTAR DE LA CAPILLA SACRAMENTAL
Esta capilla es la sede de los titulares de la hermandad de Pasión debido a la fusión, en el año 1918, con la hermandad sacramental propia de la parroquia. La portada de la capilla es una obra de Cayetano Acosta entre los años 1756 y 1764, de estilo rococó dentro del barroco tardío sevillano. De planta levemente cóncava, se organiza en un banco, dos cuerpos con tres calles y un ático. El primer cuerpo gira en torno a la puerta de acceso a la capilla, que presenta un arco de medio punto, a cuyos lados se encuentran adornos circulares con las efigies de Santa Lucía y Santa Teresa de Jesús. El vano de la puerta se muestra flanqueado por dos pequeños altares, figurando sobre éstos las imágenes de San Francisco de Sales y San Felipe Neri, a la izquierda y derecha respectivamente.


Portada de la Capilla Sacramental

Centrada en el segundo cuerpo se muestra una alegoría de la apoteosis eucarística que sirve de expositor al Cuerpo de Cristo, adornado por las imágenes de santos representantes del Antiguo y el Nuevo Testamento. Todo esto está coronado con la imagen de Dios Padre rodeado de grupos de ángeles infantes.


Portada de la Capilla Sacramental (detalle)

A los pies de este arco-retablo que da entrada a la capilla, se encuentra la talla anónima de la Virgen del Voto, titular de la hermandad sacramental y realizada en 1654, y una imagen de San José con el Niño. Una reja de forja y de autor anónimo tallada en 1752 cierra la puerta.


Virgen del Voto

Ya en el interior de la capilla, de planta cuadrada, observamos el altar presidido por la escultura de Jesús de la Pasión, titular de la hermandad de Pasión, obra de Martínez Montañés en 1615. Este altar de plata procede de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, y fue cedido a la iglesia del Salvador tras la expulsión de los jesuitas en el año 1789. A cada lado del Nazareno se veneran las imágenes de Nuestra Señora de la Merced, realizada por Sebastián Santos en 1966, y San Juan Evangelista, obra de Gabriel de Astorga en 1862, ambos titulares de la hermandad de Pasión. Antiguamente se veneraba en este retablo a la anteriormente nombrada Virgen del Voto. 


Altar de la Capilla Sacramental

OTROS RETABLOS
Hay otros retablos menos llamativos en la iglesia del Salvador por ser de menor tamaño, pero que merecen ser observados con detenimiento, como los de San Fernando, el Cristo de la Humildad y Paciencia, del de Santa Ana o el de la Virgen del Rocío.


Retablo de Santa Ana

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

Iglesias y Conventos de Sevilla (Tomo III). Ediciones Tartessos. 2009






IMÁGENES

Propias y de las páginas web de ArteSacro ( http://www.artesacro.org/ ) y Rafaes ( http://www.rafaes.com/ ).

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